lunes, 9 de noviembre de 2009

Para Ednodio Quintero no vivir de la literatura es una suerte


Tomado de Nueva Prensa de Guayana
El escritor venezolano Ednodio Quintero presentó esta semana su último libro publicado por la editorial Candaya en España. ¨Combates¨ es una recopilación de sus cuentos escritos para diferentes medios durante los años 1995 y 2000, en el que deja claro su estilo llamado ¨poética del vértigo¨.
Siempre tuve sueños de halcón¨ fue la frase con la que Quintero finiquita “Combates”, obra en la que este autor logró crear un lenguaje con estilo propio.
Este escritor oriundo del Táchira definió esta obra de la literatura como “el enfrentamiento del ser con la vida y sus eventos”. Quintero, quien ha sido autor de diversos volúmenes de cuentos, novelas, ensayos y dos guiones cinematográficos, al presentar su libro en Barcelona rodeado de un caluroso público venezolano confesó que ¨el placer de escribir no se puede comparar con nada¨.
Pero para Ednodio Quintero no vivir de la literatura es una suerte. El escribir es su placer máximo. ¨Lo único que sé hacer es escribir¨. Para él las concesiones en esta carrera no existen. No se desespera por ganar premios literarios, ni volverse loco por vender más y más ejemplares de sus libros.
¨Todo lo hago por placer. Es un lujo que me puedo dar porque vivo de mi sueldo de profesor universitario. Pero eso no quiere decir que yo sea descuidado con la promoción de mis libros. Si se venden muchos libros, mejor para la editorial y mejor para mí. Pero no es algo que me atormente¨.

¿Cuándo descubrió su vocación de narrador?
Creo que esta pregunta me la han formulado en muy diversas ocasiones, y creo que casi siempre doy respuestas diferentes. Antes de terminar bachillerato, comencé a escribir unos cuentos con anécdotas rurales, de cuya elaboración formal nunca me sentí satisfecho. Por suerte, nunca llegué a publicarlos. Luego,a finales de 1965, mientras hacía en Mérida un curso propedéutico para estudiar Ingeniería Forestal, durante las noches, en un ambiente más bien lúgubre por la pésima iluminación, escribí una novela con argumento policial. Recuerdo que me planteé el reto de escribir un relato que llegara a las cien páginas, que, pensaba yo sería la extensión normal de una novela, y lo logré. Eso fue todo…
Finalmente me descubrí o me reconocí como escritor después de haber publicado varios libros, cuando caí en la cuenta de que ése era mi destino. De lo único que sí estoy convencido es que desde siempre supe que era diferente a los demás. Y tal vez por ahí encontremos las razones por las cuales me convertí en escritor.

¿Cree que esta nueva edición contribuya a despertar en España el interés por la literatura venezolana?
De hecho ha sucedido así. Luego de la publicación de Mariana y los comanches, apareció Lluvia, la estupenda novela de Victoria Destefano. Y enseguida Candaya editó la obra completa de José (Pepe) Barroeta, una edición preciosa cuidada por el gran Diómedes Cordero, que por esos extraños azares Pepe no alcanzó a ver, pero de la cual estuvo pendiente hasta el último día. La recepción crítica de estos libros en España ha sido sorprendente.

¿Considera que la literatura en Venezuela está pasando por un buen momento?
No me considero experto en la materia. Sin embargo, leo con sumo interés gran parte de lo que se está publicando en la actualidad, en especial los trabajos de narrativa. Lo que sucede con la actualidad es que como la tenemos ahí delante de los ojos no la alcanzamos a ver con una perspectiva adecuada, la cercanía produce siempre alguna distorsión. Dicen que desde el bosque no se pueden ver los árboles. Que la literatura venezolana esté pasando por un buen momento, pues no lo sé de verdad. Creo que asistimos a una dinámica en la cual han aparecido nuevas e importantes figuras, y también es verdad que se está editando más y mejor.

¿De qué se alimenta la escritura de Ednodio Quintero?
¿De qué se alimenta un novelista, un escritor?... ¡de todo!


Ednodio Quintero nació en 1947, en Las Mesitas (Trujillo), un "lugar agreste de la alta montaña" de los Andes venezolanos. A su infancia montañesa, le debe la costumbre algo triste de la soledad, el hábito voraz de la lectura salvadora y, tal vez también, la vinculación a un paisaje austero y alucinado que, casi sin pretenderlo, se ha convertido en registro y cadencia de su voz.
Actualmente reside en Mérida, ciudad a la que llegó, en 1965 para estudiar Ingeniería Forestal. Es profesor de la Escuela Nacional de Medios Audiovisuales, de la Universidad de Los Andes, y uno de los narradores y ensayistas más destacados de la literatura venezolana contemporánea.

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